Capitalismo. Crisis. Conflictos. Les echan la culpa de casi todo a l@s judí@s.
El antisemitismo es uno de los prejuicios más antiguos y más persistentes. Sea de manera abierta y violenta, o como una opinión o actitud silenciosa, es expresado en la vida cotidiana incluyendo graffitis en las calles o en las paredes de las sinagogas, profanaciones de cementerios judíos, comparaciones raras entre Israel y la Alemania nazi, y declaraciones antisemitas en la política y los medios. En las escuelas la expresión “Judío” se puede escuchar como insulto, en debates públicos inversionistas financier@s y banquer@s son atacad@s como “plagas de langostas” (imagen que hace pensar en historias bíblicas contra l@s judí@s). Hasta las teorías antisemitas de conspiración son populares, como por ejemplo las con relación al ataque del World Trade Center (el Centro Mundial de Comercio) en 2001. Por lo tanto, no es muy sorprendente que un estudio del año 2008 del Pew Research Center (el Centro de Investigaciones Pew) en Washington DC averiguó que alrededor de un cuarto de tod@s l@s alemanes sean antisemitas. Este asunto no está reducido solamente a Alemania – el antisemitismo existe tanto en Europa como en los países Árabes y muchas otras regiones del mundo.
¿Pero qué significa antisemitismo exactamente?
Antisemitismo es el término más común para todo tipo de formas de hostilidad contra l@s judí@s. Históricamente esa hostilidad ya existía mucho antes de la palabra “antisemitismo”: l@s judí@s han sido percibid@s como una amenaza ya desde hace mucho tiempo. Constantemente han sido acusad@s como culpables de varias males y su pura existencia bastaba como razón para explicar problemas religiosos, culturales o sociales. Por lo tanto, el antisemitismo describe distintos niveles de comportamiento hostil contra l@s judí@s. Utiliza una variedad de prejuicios y características excluyentes que son atribuidas a todos l@s judí@s. Seguro que han escuchado decir que “los judíos” son como parásitos, que sean codicias y engañosos.
Pero el antisemitismo no sólo consiste en prejuicios contra l@s judí@s, sino que representa también una explicación de cómo está organizado el mundo. Desde ése punto de vista l@s judí@s son responsables de todas las cosas malas que suceden en el mundo. Esta característica distingue el antisemitismo y el racismo: “Los extranjeros” en general son descritos como vag@s e inferiores. “Los judíos”, por otro lado, son descritos como influyentes y poderos@s. Así que no sólo son mal@s y amenazadores, sino que además son superiores a l@s otr@s, lo cual l@s hace aún más odiad@s.
¿Y de dónde viene toda esa mierda?
Ya a principios del cristianismo surgió un odio motivado religiosamente contra l@s judí@s: el antijudaísmo. Les servía a l@s cristian@s para diferenciarse del judaísmo, religión que fue identificado con el mal. Durante la edad media cristiana (siglo V. hasta siglo XV.) este odio llegó aún más lejos. Fue acompañado por cada vez más mitos antijudaístas. Muchos imagenes como por ejemplo el estereotipo del judío rico y avaro fueron creados en ese tiempo y siguen existiendo hoy en día. Aproximadamente hace doscientos años, al principio de la era moderna, el antisemitismo cambió de manera significativa. Los prejuicios religiosos se convirtieron en prejuicios económicos, políticos y culturales. Esto sucedió en un tiempo de muchos cambios sociales. Las convulsiones y transformaciones políticas, como el establecimiento del capitalismo, no eran entendidas e intimidaban a muchas personas. Justo por eso explicaciones simples eran bienvenidas. Se decía que “los judíos” arruinaban la cultura nacional, que dominaban la política y que dirigían la economía. Esto, inevitablemente, sugería que “los judíos” eran extraordinariamente poderosos – tan poderosos que eran capaces de gobernar el mundo.
Simultáneamente, la ciencia estaba involucrada en la construcción de una “raza aria” y con ello del antisemitismo racial. Según la ideología pseudocientífica de la raza biológica del siglo XIX, “los judíos” no eran tratados como una denominación cultural o religiosa, sino como una “raza” distinta, con características específicas. En la Alemania nazi este antisemitismo motivado racialmente llevó al asesinato masivo sistemático de seis millones de judí@s europe@s, un hecho incomparable en la historia.
Cómo el antisemitismo aparece hoy en día…
Bien simple – tomando tópicos antisemitas antiguos y ajustándolos a la actual situación internacional. De esta manera surgen nuevas proyecciones en discusiones respecto del conflicto del Medio Oriente, de Estados Unidos o críticas contra la globalización y el capitalismo. Aquí, al simplificar explicaciones de temas actuales, sucede que éstas coinciden con el antisemitismo, echándoles, nuevamente, la culpa a “los judíos”. Otro hecho que tiene mucha importancia en el antisemitismo de hoy en día es que una gran parte de los alemanes se niega a recordar el holocausto.
Después de 1945 se desarrolló una nueva forma de antisemitismo, que solamente se puede explicar por la situación especial en Alemania. El así llamado “antisemitismo secundario” describe la hostilidad contra l@s judí@s después del holocausto, que surgió a través de la negación de l@s alemanes de recordar y de sentirse culpables. No a pesar de, sino justo por Auschwitz surge el resentimiento contra l@s judí@s. La mayoría de l@s alemanes, tanto antes como ahora, evitan confrontar el hecho de que ell@s, sus padres, su abuel@s y sus bisabuel@s estuvieron involucrad@s en el asesinato masivo de 6 millones de judíos – participando activamente, haciendo la vista gorda o no oponiendo resistencia. Y ahora se quejan, preguntando por cuánto tiempo más ell@s, sus niet@s y sus bisniet@s inocentes van a tener que seguir pagando y sufriendo por su pasado.
Además, sospechan que l@s judí@s hacen mucho dinero con la memoria del genocidio, con la ayuda de una llamada “industria del holocausto”. La negación de la culpa y de la responsabilidad, la relativización de eventos históricos y el deseo de tener una manera “normal” de relacionarse con su propio país, son parte de esta forma de “antisemitismo secundario”. Por turnos, Auschwitz es un cuento inventado por l@s judí@s, el bombardeo de Dresden es equiparado con el holocausto, o la política de Israel es comparada con la Alemania nazi. Much@s alemanes desprecian a l@s judí@s, porque su pura presencia les recuerda a los crimenes nazis, cometidos por sus ancestros en el nombre de
Alemania. Ell@s preferirían terminar de una vez por todas con el capítulo más oscuro de la historia alemana y estar en paz con su nación – quieren ser de nuevo nacionalistas felices y “normales”.
… y por qué y cómo existe el antisemitismo hasta entre izquierdistas.
Un punto de referencia del antisemitismo actual es el conflicto del Medio Oriente. Conversaciones respecto a este tema son, muchas veces, una invitación para poder oponerse a “los judíos” en general, ocultándolo bajo el disfraz de querer criticar la política israelí – especialmente ahora que, después del holocausto, el antisemitismo abierto ya no es tan tolerado en debates públicos.
Sea como sea, el antisemitismo nunca ha desaparecido – por eso tuvo que encontrar nuevas maneras de expresarse. En este caso el nuevo estado judío que fue fundado después de la segunda guerra mundial se ofrece como pantalla de proyección.
Obviamente no cualquier crítica refiriéndose a la política israelí es antisemita. uchas veces se traspasan los límites hacia el antisemitismo. Es extraño cuando la gente cuestione la existencia y el derecho de defensa propia de un país, mientras que no tienen ningún problema con cualquier otro país o cualquier otra guerra en el mundo. O que el moderador de televisión Michael Friedman, un judío alemán, sea preguntado en una entrevista qué es lo que él piensa al respecto de la política de “su país”. Obviamente, el entrevistador se refería a Israel, implicando que Friedman sirve como representante de Israel, pese a que sea de Alemania y que haya vivido ahí toda su vida. Cuando, en el contexto alemán, l@s israelíes son llamad@s nazis y cuando se discute sobre un “holocausto en Palestina”, se implica que las víctimas del pasado se han convertido en l@s delincuentes de hoy en día, haciendo exactamente lo que les hicieron a ell@s. Todo converge, obviamente, en una grosera relativización del holocausto nazi, que hace parecer la culpa alemana menos maldita de lo que solía ser. Desafortunadamente, esta forma de antisemitismo también se refleja en los círculos izquierdistas.
Algunos de esos puntos de vista se encuentran en el movimiento pro-palestino cuando, por ejemplo, la lucha de l@s palestin@s es asociada inseparable con la lucha por la paz, por los derechos humanos y por el derecho político de autodeterminación de l@s palestin@s. Por ejemplo, no hay ningún reconocimiento de que los bombardeos suicidas no tienen nada que ver con emancipación. Tampoco se reconoce que existe un antisemitismo radical en grupos como Hamas o Hizbollah. Si estos grupos triunfaran, significaría la muerte de cinco millones de judí@s israelíes. Pero también gays, lesbianas, feministas, transexuales y hasta gente que solamente quiere bailar con música fuerte tendrían problemas con la ideología de Hamas – como seguramente también el resto de la población. Extrañas organizaciones para formar parte de la izquierda solidaria, ¿no?
Además, suelen aparecer imágenes antisemitas en debates de izquierda, como en críticas de la globalización o críticas asociadas con el capitalismo. Por ejemplo, ilustran las consecuencias negativas de la globalización como conspiraciones de “capitalistas malvad@s” y de
“polític@s imperialistas” – insinuando, a veces, que éstos son judí@s, o que es gente que está bajo el “control judío”. O cuando, por ejemplo, hasta el mismo capitalismo ya no es considerado como un sistema que de naturaleza está establecido de manera dañina (siendo un set de relaciones
sociales en las cuales la gente es forzada a ir a trabajar, no para satisfacer sus necesidades sociales, sino para obtener beneficios – no porque los empresari@s sean codicios@s, sino porque la competición les obliga). En cambio, el capitalismo es entendido como obra de capitalistas o empresas individuales – esto es una crítica a l@s capitalistas, pero no al capitalismo. En algunos casos, la gente sólo tiene algo contra el capitalismo cuando se trata de cuotas de interés o del mercado financiero. No entienden que la esfera financiera está conectada con la producción de bienes y que, por lo tanto, no tiene mucho sentido criticar solamente eso, ignorando que el verdadero mal está en el método de producción que explota a la gente por un trabajo asalariado.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el antisemitismo? Como hemos visto, la imagen del “judío” con dinero ha estado presente durante siglos, por lo cual está fijamente incorporado en la manera de pensar occidental. Por eso ese tipo de críticas al capitalismo tan reducidas son siempre una oportunidad para hacer a l@s judí@s responsables de lo malo de la sociedad capitalista. Según esta lógica siempre tiene que existir un grupo de gente que tenga las características que durante siglos fueron asociadas con “los judíos”, que son los llamad@s “especuladores” que astutamente “despluman a la gente” cobrando intereses, dominando de esta manera el mundo. Esta línea argumental crea estereotipos antisemitas, sea consciente o inconscientemente. Este tipo de crítica reducida contra el capitalismo, se encuentra tambíen entre los grupos nazis, pero ahi tiene su origen mas bien en sus ideas etnicas y nacionalistas.
Resumiendo…
El antisemitismo no es solamente un prejuicio loco contra l@s judí@s, sino que representa una manera falsa de explicar qué es lo que está mal en el mundo, según la fórmula “¡A ellos hay que echarles la culpa!”, que es más loca todavía. Las razones y las motivaciones para el antisemitismo no siempre son idénticas, ya que las imágenes antisemitas son frecuentemente renovadas y adaptadas a la situación actual del mundo. Por lo tanto, se las puede encontrar en discusiones sobre el conflicto del Medio Oriente, sobre los Estados Unidos o en críticas de la globalización. Y, como la gente de izquierda también es parte de la sociedad moldeada por el antisemitismo, tampoco son inmunes a esos prejuicios. Todas estas son suficientes razones para desarrollar una crítica comprensible del capitalismo, para poder entender la situación compleja en el Medio Oriente y para estar segur@ de lo urgente que es lo que dijo Primo Levi, un superviviente italiano de Auschwitz:
“Sucedió, por lo tanto puede volver a suceder: esto es la esencia de lo que tenemos que decir. Puede suceder y puede suceder en cualquier parte.”
Para seguir leyendo:
Silvia L. López:
„Para una teoría crítica del presente“: en conversacióncon Moishe Postone sobre las nuevas lecturas de Marx, la crisis y el antisemitismo“
Olaf Kistenmacher: ¿Un fenómeno nuevo? El antisemitismo como represión de la culpa en Alemania y la judeiofobia de la izquierda alemana
Alejandro Baer: Memoria de Auschwitz y antisemitismo secundario… y tres tesis sobre el prejuicio anti-judío en la España actual
Max Horkheimer: Los judíos y Europa
CONSTELACIONES
Revista de Teoría Crítica, Vol. 4 (2012)
Antisemitismo: Clave civilizatoria y funcionalidad social